martes, 28 de julio de 2015

JOEL. CAPÍTULO 1.

11Palabra que el Señor dirigió a Joel, hijo de Fatuel.

Liturgia penitencial por una plaga

1. Descripción y llanto (Éx 10; Dt 28,38-42)

2Oídlo, jefes; escuchad, campesinos:
¿Ha sucedido algo semejante en vuestros días
o en los días de vuestros antepasados?
3Contádselo a vuestros hijos,
vuestros hijos a los sujyos,
sus hijos a la siguiente generación.
4Lo que dejó el saltamontes lo comió la langosta,
lo que dejó la langosta lo comió el cigarrón,
lo que dejó el cigarrón lo comió el langostón.
5Despertad, borrachos, y llorad; gemid, bebedores,
que os quitan el licor de la boca;
6porque un pueblo invade mi país,
apretado, sin número:
tiene dientes de león y quijadas de leona;
7convierte mi viñedo en desolación,
reduce las higueras a astillas;
pela, descorteza, hasta que blanquean las ramas.
8Suspira, como joven vestida de sayal,
por el marido de su juventud;
9en el templo del Señor cesaron ofrenda y libación,
hacen duelo los sacerdotes que sirven al Señor.
10Asolado el suelo, hace duelo la tierra:
el grano está perdido,
el vino seco, el aceite rancio;
11están defraudados los labradores,
se quejan los viñadores por el trigo y la cebada,
pues no hay cosechas en los campos.
12La viña está seca, la higuera marchita,
y el granado y la palmera y el manzano;
los árboles silvestres están secos,
y hasta el gozo de los hombres se ha secado.

2. Duelo y súplica (Jr 14,1-10). 

13Vestid de luto, sacerdotes;
gemid, ministros del altar;
venid a dormir en esteras, ministros de mi Dios,
porque faltan en el templo
de vuestro Dios ofrenda y libación.
14Proclamad un ayuno, convocad la asamblea,
reunid a los jefes y a todos los campesinos
en el templo del Señor, vuestro Dios,
15y clamad al Señor: ¡Ay que día!,
porque está cerca el día del Señor,
llegará como azote del Todopoderoso.
16¿No estáis viendo cómo falta
en el templo de nuestro Dios
la comida y la fiesta y la alegría?
17Se han secado las semillas bajo los terrones,
los silos están desolados, los graneros vacíos,
porque la cosecha se ha perdido.
18¡Cómo muge el ganado, está inquieta la vacada,
porque no quedan pastos, y las ovejas lo pagan!
19A ti, Señor, te invoco,
que el fuego se ha cebado
en los prados de la estepa,
la canícula abrasa los árboles silvestres.
20Hasta las bestias agrestes regen a ti,
porque están secas las cañadas y el fuego se ceba
en los prados de la estepa.

EXPLICACIÓN.

1-2 Estos capítulos forman una unidad definida por una patente inclusión: la plaga llega... termina la plaga. Por la forma, podemos hablar de una liturgia penitencial, real o literaria. El desarrollo duplica descripción y petición antes del oráculo de respuesta. Resulta un movimiento lógico de bloques mayores.

       Acuciado por una plaga agrícola, el profeta convoca al pueblo a un acto de duelo, al final del cual él mismo entona una súplica. No suena un oráculo benévolo de Dios, y el profeta aborda una nueva descripción de la plaga en clave fantástica, a la cual responde Dios invitando a la penitencia y conversión. De nuevo se convoca el pueblo, esta vez expresamente para un acto penitencial, y Dios responde pronunciando su oráculo de perdón y promesa.

       También es unitario el universo semántico. Como base tenemos la tierra: suelo, campos, dehesas, terrones; en la tierra, el pueblo repartido por categorías. La tierra es objeto de oposiciones fundamentales: fertilidad / esterilidad, frutos / carestía. Eras y lagares, frutos y productos específicos y también la lluvia pertenecen a la fertilidad; lo contrario son los desastres agrarios: langosta y sequía. Hay que añadir las acciones o reacciones humanas: fiesta / duelo, himno / súplica.

       Ese material lo maneja el autor con singular concentración y con organización articulada. El lector puede sentirse envuelto en él, sin perder la orientación. El talento del poeta le permite superar el peligro de monotonía.

1,1-20 Dividimos el capítulo en dos secciones: descripción (1-12), y súplica (13-20). Sobre los dos se extiende la articulación irregular de los imperativos: 2.5.8.13.14: estos imperativos nos dicen que descripción y súplica están acompañados de interpelación urgente; el pueblo debe participar en el dolor y la súplica. El hombre y la naturaleza se solidarizan en un duelo único y gigantesco, tanto que hacia el final el hombre se  contagia de sequía y los animales se suman al coro de quejas. También al Señor afecta el duelo, pues faltan en el templo los dones del campo.

1,2-3 El comienzo es hiperbólico y apela al principio de la tradición (Sal 78,3-6). Los "jefes" son los "ancianos" o senadores; no hay referencia al rey y a los príncipes. "Campesinos": creo que aquí tiene ese valor, como correlativo de los jefes y por el contexto agrario.

1,4 La identificación de las cuatro variedades o cuatro estadios de los ortópteros no hace al caso. Con los cuatro nombres de una entomología empírica, el autor hace desfilar cuatro oleadas de insectos voraces, en ritmo perfecto e imperturbable.

1,5 ¿Por qué selecciona a los borrachos? -Porque el vino es fuente y signo de alegría y su falta síntoma de desastre (Is 16,9-10; 24,7-12; Jr 48,33).

1,6-7 Parra e higuera, además de representar los frutos, sugieren la paz doméstica (Is 36,16s; Miq 4,4). A la descripción realista de las plantas se sobrepone la visión desmesurada de los insectos, encareciendo su ferocidad destructiva y preparando una transposición trascendente.

1,8 El sujeto femenino debe de ser la ciudad, como encarnación del pueblo. La rápida comparación sugiere el mundo familiar del amor y la fecundidad.

1,9-10 Forman un paralelismo expresivo, entonan una lamentación antifonal: los sacerdotes, porque faltan en el templo las ofrendas de harina y vino, la tierra, porque se ha quedado sin grano, vino y aceite, materia básica del alimento y de las ofrendas (Sal 104,15 y Lv 2).

1,11-12 Hay que notar la insistencia en el verbo "secarse", dicho incluso del "gozo" humano.

1,13 Deben deponer los ornamentos sacerdotales; parece implicada la abstinencia sexual.

1,14 Se trata de un ayuno ritual, colectivo: véanse Is 58; Jr 26; Zac 7, para provocar la compasión de Dios.

1,15 Hay un "hoy" presente, infausto, que anuncia un "día del Señor", de mayor alcance; lo anuncia, casi lo inaugura. "Azote" o calamidad: Is 13,6; Jr 48,3; paronomasia del título que traducimos por Omnipotente.

1,16-17 El poeta empareja en el desastre el mundo agrario y el cúltico, mostrando así su interdependencia: de la cosecha se toman las ofrendas, del templo sale la bendición.

1,18 El poeta incorpora los animales domésticos al coro de lamentaciones: véanse Jr 14,5s y Sal 104,21. También los rebaños suministran víctimas para el culto.

1,19-20 El jefe de la liturgia toma la palabra y se hace portavoz de prados esteparios que el hombre no cultiva y de animales salvajes que el hombre no domestica. La plaga que describe se parece más a la sequía pertinaz que a la invasión de la langosta.

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